El jornalero de la bolsa lo tiene crudo

Hay verdaderos artistas de la operativa a corto. Casi todos se van a casa con las operaciones del día cerradas. Y no es que operen en el intradía. Operan en el intra rato. Van a la bolsa a ganarse un jornal, aunque de vez en cuando ésta les dé un buen revolcón.

Un viejo conocido que se dedica a estos menesteres desde hace más de veinte años, se suele calificar como jornalero de la bolsa. De ahí, y sin ánimo de molestar a nadie, viene el titular de hoy. El campo de acción de estos jornaleros es muy variado y cada cual le ha cogido el tranquillo a determinados productos con los que opera de forma habitual: acciones, compradas o vendidas a crédito, derivados sobre materias primas, divisas, índices… Muy pocos son lo que se retiran de este oficio con una fortuna amasada. Pero se divierten y, además, ganan dinero. Tienen su método de trabajo y lo respetan de forma disciplinada.

Pero no se haga ilusiones. Hay que tener una serie de cualidades y no todos estamos preparados para esta operativa. Aquí se puede decir, sin temor a equivocarse, que muchos son los llamados y pocos los elegidos por la diosa Fortuna. Esta semana un lector nos decía que “están intentando atrapar al pequeño inversor”. Como si los pequeños inversores fuesen tontos de capirote.

Los hay más listos que el hambre y los hay que sólo utilizan la cabeza para separar las orejas. Estos últimos son carne de cañón y los pillan siempre. Pero no es porque nadie vaya contra ellos, es por haberse metido en un negocio que les viene grande o, simplemente, por entrar en bolsa, sin saber nada de bolsa.

El pequeño inversor tiene la suficiente cintura para ponerse en liquidez en diez minutos. El problema con el que se está encontrando es operar en un mercado que cambia de dirección tres veces al día. Y una señal de compra puede transformarse en otra de venta en cuestión de minutos.

Aquí es donde se ve la profesionalidad de unos para torear ese vitorino, y la prudencia de otros para mantenerse unos días al margen y esperar a que el mercado se tranquilice y marque tendencia.

Para el inversor, la situación actual corresponde a una corrección, que debe interpretarse como normal en cualquier mercado alcista. Quienes pronostican una caída hasta los mínimos de marzo son los que no participaron en la subida, o se han precipitado a la hora de vender.

Entendemos que un recorte siempre es saludable y, con lo que ya han subido los precios, no hay que esperar un rally de final de año y es posible que todo el pescado esté ya vendido.

En nuestra opinión, de momento, no hay que poner más carne en el asador. Se va a cerrar un magnífico año bursátil y no es cuestión de estropearlo por arañar unos euros. Incluso recogeríamos algunos beneficios para mantener un porcentaje de liquidez que permita aprovechar algún recorte, con la vista ya puesta en 2010, que no será tan bueno, pero dará alegrías.